lunes, 1 de febrero de 2010

Graduaciones versus habilidad

Comparto algunas notas publicadas por el Enrique Muñíz, Sensei de Aikido, en el Facebool. Esta notas fue traducida por Enrique Muñiz. Original de Salvatore Forestieri.


"GRADUACIONES VERSUS HABILIDAD"

“Todas las graduaciones en el desarrollo humano significan el abandono de una posición conocida… todo crecimiento… debe llegar a un acuerdo con este hecho”.

Erik H. Erikson (1902-1994, Creador de la teoría Psicosocial)

En las artes marciales todos nos esforzamos con un propósito. Algunos podemos tener múltiples propósitos, pero en general la mayoría nos esforzamos por lograr el desarrollo físico y mental a través de un entrenamiento intensivo. Algunos individuos podrían querer desarrollar un cierto nivel de habilidad; otros se preocuparán más por la graduación. Hay una situación que muchos reconocerán y es la siguiente: una persona que recién ingresaba al Dôjô me preguntó, “cuánto tiempo me tomaría conseguir el cinturón negro?”. Yo me reí entre dientes y contesté, “Oh… alrededor de 2 a 3 días si es muy bueno, 7 a 10 días es lo normal y en un día si es en Japón”. Después de que él me miró alarmado por unos instantes, le expliqué que era un chiste. Afortunadamente él se rió y el hielo se rompió.

En estos días, existe un creciente número de personas que están demasiado interesadas en obtener rápidamente una graduación y así como también conocer de quien la recibe. En el pasado, el interés estaba casi siempre relacionado con el nivel de habilidad y conocimiento en el arte marcial y como lograr así un nivel acorde con la graduación obtenida. De allí que la genuina graduación refleja en el exterior el progreso y adquisición de tales habilidades y conocimientos.
Uno tiene que cuestionar el tema de otorgar altas graduaciones en las que esté ausente un mínimo requisito aceptable de conocimientos y habilidades en el arte. Así que no es raro que uno quede perplejo al ver a individuos con excelentes conocimientos y habilidades que no tienen una graduación superior debido a la política desafortunada. El ejemplo inverso también es valedero y lamentablemente muy frecuente.

Ciertamente en artes marciales debemos trabajar en nuestro camino para progresar. Sin embargo, también nuestro entrenamiento consiste en ayudar a aquellos que pueden necesitarnos y crear un ambiente de mutuo beneficio que nos de el valor para pedir ayuda cuando necesitemos el auxilio de la otra persona. El resultado de ese ambiente es la integridad. Es esta integridad la que disminuye pensamientos o deseos de adquirir o poseer grados, desprovistos de una conexión a un particular y reconocible nivel de habilidad.

Hubo un tiempo en el que si alguien tenía una graduación, entendía lo que ésta significaba. con todas las inconsistencias que existen en las graduaciones hoy, ¿cómo podemos dar el mérito a algo que todos tenemos? ¿Qué nos separa de lo superficial?. Pienso que la diferencia está en nuestra actitud, en cómo entrenamos y en cómo usamos nuestro entrenamiento dentro y fuera del tatami y fuera del dôjô, en cómo practicamos lo que predicamos. ¿Se encuentra realmente nuestro Aikidô relacionado con los otros a través de las habilidades adquiridas con sangre, sudor y lágrimas, o simplemente por el color del cinturón o el nivel de Dan de uno?.


Quizás, debido a la enorme tarea de preservación, deberíamos comprender la gran responsabilidad de quienes tienen, hoy, el compromiso de transmitir un legado milenario de guerreros que han heredado, de generación en generación, y a través de esta cadena generacional han llegado estas habilidades y conocimientos hasta nosotros. Haber recibido estos conocimientos y habilidades es un privilegio para los Sensei y para nosotros, sus estudiantes.

Por ello nuestro propio entrenamiento es un gran privilegio. Trabajemos arduamente, esforzándonos por mejorar nuestras habilidades, investiguemos con el fin de adquirir mayores conocimientos sin pensar tanto en la graduación, sino más bien que sea un camino para hacernos mejores guerreros y personas capaces de relacionarnos con códigos acordes a nuestra realidad social compartida.

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